jueves, 29 de octubre de 2015

Argentina: un balotaje crucial para América Latina

Atilio A. Boron
El resultado de las elecciones del pasado domingo no fue un rayo en un día sereno. Un difuso pero penetrante malestar social se había ido instalando en la sociedad al compás de la crisis general del capitalismo, las restricciones económicas que impone a la Argentina el agotamiento del boom de las commodities y la tenaz ofensiva mediática encaminada a desestabilizar al gobierno. Era, por lo tanto, apenas cuestión de tiempo que esta situación se expresara en el terreno electoral. Ya las PASO (elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) celebradas el 9 de Agosto habían sido una voz de alarma, pero no fue escuchada y analizada por el oficialismo con la rigurosidad requerida por las circunstancias. Prevaleció una actitud que para utilizar un término benévolo podríamos calificar como “negacionista”, gracias a la cual la autocrítica y la posibilidad de introducir correctivos  estuvieron ausentes, con las consecuencias que hoy estamos lamentando.
Me ceñiré, en este breve análisis, a algunos aspectos más relacionados con la estrategia y la táctica de la lucha política adoptadas por el Frente para la Victoria en los últimos meses. Dejo para otro momento la realización de un balance de la experiencia kirchnerista en su integralidad y con sus múltiples  contradicciones: asignación universal por hijo y concentración empresarial; extensión del régimen jubilatorio y regresividad tributaria; desarrollo científico y tecnológico (ARSAT I y II, etcétera) y sojización de la agricultura; orientación latinoamericanista de la política exterior y extranjerización de la economía. Algo he dicho al respecto en el pasado y no viene al caso reiterarlo en esta ocasión. Volveré sobre este tema en un escrito futuro, sin el apremio del momento actual. Tampoco me referiré, por ejemplo, a cuestiones que remiten a un arco temporal que trasciende la actual coyuntura electoral, como por ejemplo la llamativa ineptitud para construir un sujeto político y hacer de “Unidos y Organizados” una verdadera fuerza plural y frentista y no un cascarón vacío cuya única misión fue apoyar, sin ninguna eficacia práctica, las medidas del gobierno. O a la asombrosa  incapacidad para preparar, al cabo de doce años de gobierno, un liderazgo de recambio que no fuera Daniel Scioli, un político nacido del riñón del menemismo. O a la suicida actitud, seguida hasta hace unos pocos meses, de descalificar y hasta ridiculizar a quien, al final del camino, era el único candidato con el que contaba el kirchnerismo a la hora de enfrentar la riesgosa sucesión presidencial. Es decir, se vapuleó a una figura, contra la cual no se ahorraron ninguna clase de ofensas y humillaciones, sin percibir, en la alegre ofuscación de los cortesanos del poder, que era la única carta con la que contaban y que poco después deberían vergonzosamente aferrarse a ella, cual clavo ardiente, en una desesperada tentativa por salvar “el proyecto”. Dejo a la imaginación de los lectores la calificación de esta actitud.
Más cercano en el tiempo se cometieron varios errores de estrategia política de incalculables proyecciones: para comenzar, la decisión de no apoyar a Martín Lousteau en el balotaje por la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en contra de Horacio Rodríguez Larreta, el delfín de quien hoy aparece como el probable verdugo del kirchnerismo. De haberse actuado de esa manera, dejando de lado un absurdo fundamentalismo, el macrismo habría perdido la ciudad de Buenos Aires y se le habría propinado un golpe -si no mortal, al menos demoledor- a la candidatura presidencial de Mauricio Macri. Esta ofuscación del FPV, de la cual participaron desde la Casa Rosada hasta el último militante, fue una bendición para la derecha ya que le permitió nada menos que conservar en su poder a la ciudad de Buenos Aires y salvar el futuro de su principal espada política. Pocos casos de miopía política pueden igualarse a este.
Pero la carrera de errores no se detuvo allí. Con la intención de salvaguardar la pureza ideológica de la fórmula kirchnerista, y ante la desconfianza suscitada por Daniel Scioli y su sinuosa trayectoria política no se tuvo mejor idea que proponer como candidato a vicepresidente a Carlos Zannini. Al optar por el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia se configuró una fórmula “kirchnerista pura”, buena para aplacar la ansiedad de los propios pero absolutamente  incapaz de captar un solo voto por fuera del universo político del kirchnerismo. Esta decisión pasó olímpicamente por alto todo lo que enseñan los manuales de la sociología electoral, que dicen que para obtener una mayoría hay que presentar una oferta política capaz de atraer la voluntad no sólo de los ya convencidos -el núcleo duro de una fuerza partidaria- sino también de quienes podrían ser atraídos por otras razones: rechazo a las fuerzas anti-kirchneristas, cálculo oportunista o tendencia a “votar a ganador”, entre muchas otras. Pero la fórmula Scioli-Zannini cerraba todas estas puertas, como se comprobó el pasado domingo y se quedaba enclaustrada en el voto kirchnerista, importante para insuficiente para obtener la diferencia que hubiera evitado el temido balotaje.
A lo anterior se agregó otro yerro inexplicable: el empecinamiento en proponer como candidato a la gobernación de la crucial provincia de Buenos Aires, que con casi el 38 % del padrón nacional es la madre de todas las batallas políticas en la Argentina, al Jefe de Gabinete de Ministros de la Presidenta Cristina Fernández, Aníbal Fernández. Este fue víctima de una tenaz e inmoral campaña de desprestigio que lo convirtió en el personaje con mayor imagen negativa de la provincia. Pese a ello se insistió tercamente en una candidatura que solo representaba a los propios y que perdía por completo de vista el complejo panorama electoral de la provincia. El resultado fue una derrota inapelable a manos de una candidata opositora, María Eugenia Vidal, que carecía por completo de experiencia en ese distrito ya que se había desempeñado en los últimos ocho años como Vice Jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, acompañando a Mauricio Macri. Justo es reconocer que en esta derrota existen responsabilidades concurrentes: la mala imagen de Fernández se articuló con la pobre gestión de Scioli en la provincia. Si esta hubiera sido algo mejor Vidal no podría haberse alzado con la gobernación. Por ejemplo, si en lugar de dotar a la provincia con los tan publicitados 85.000 nuevos policías el gobernador saliente hubiera designado una cifra igual de nuevos maestros seguramente otro habría sido el resultado. En todo caso, cuesta entender las razones del tan pernicioso como costoso empecinamiento en sostener una candidatura como la de Fernández en esas circunstancias.
Por último, en este breve racconto, otro error fue la decisión de hacer que Scioli desplegase una campaña en la cual fuera lo más parecido posible a Cristina y cuyo eje central fuese la cerrada defensa de la gestión presidencial, sin ninguna proyección a futuro. Contra quienes proponían como slogan el cambio -de ahí el nombre de la alianza derechista: “Cambiemos”-  o quien como Macri demagógicamente exaltaba la “revolución de la alegría”, Scioli aparecía como un político triste y  titubeante, a la defensiva, e históricamente maltratado por la presidenta y su entorno, debilitado por las críticas recibidas desde la Casa Rosada, la Cámpora, Carta Abierta y con un libreto que lo condenaba a posicionarse como un acérrimo defensor del “proyecto”, sin la menor posibilidad de aludir a todo lo que faltaba hacer en el mismo, como una reforma tributaria integral, la estatización del comercio exterior y la implementación de una heterodoxa política antiinflacionaria que evitase la licuación de una parte nada desdeñable de la cuantiosa inversión social del gobierno de Cristina Fernández. Los resultados están a la vista.
Habría otras cuestiones por señalar, como el faltazo ante el debate con los otros candidatos presidenciales, que lo disminuyó aún más antes los ojos de la opinión pública y el oportunista anuncio, hecho sobre la hora, de duplicar el piso salarial para el impuesto a las ganancias, algo que el gobierno nacional tendría que haber hecho hace mucho. En todo caso, parecería que ciertos cambios habidos en la estructura social argentina y en el clima cultural imperante en el país, fuertemente semantizados por el terrorismo mediático lanzado por la derecha; cambios producidos precisamente por las políticas de inclusión social del gobierno de CF, no operaron en la dirección de otorgarle mayor sustentabilidad al proyecto sino todo lo contrario, en línea con tendencias ya observadas en países como Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela y que es incomprensible que hubieran sido pasadas por alto en la Argentina. No necesariamente los sectores populares que mejoran su situación socioeconómica y cultural gracias a la acción de los gobiernos progresistas y de izquierda luego lo recompensan con su voto, y en la Argentina del pasado domingo esto fue muy elocuente. Hace tiempo que hemos venido advirtiendo que, ante la ausencia de una sistemática labor concientizadora y de formación ideológica –la célebre “batalla de ideas” de Fidel- el boom de consumo no crea hegemonía política sino que termina engrosando las filas de los partidos de la derecha. 
Dado lo anterior, revertir lo ocurrido en la primera vuelta electoral aparece como una empresa muy difícil aunque no imposible. Habrá que intentarlo, para evitar que la Argentina sea la punta de lanza de un proceso que, ahora sí, podría ser el inicio del “fin de ciclo” progresista en la región, algo que hasta hace unos pocos días parecía poco probable. De hecho, si el candidato del kirchnerismo es derrotado en el balotaje sería la primera vez que un gobierno progresista o de izquierda es vencido en las urnas desde el triunfo inaugural de Hugo Chávez en diciembre de 1998. Hasta ahora, todos esos gobiernos fueron ratificados en las urnas y sería lamentable que la Argentina rompiera con esa positiva tendencia. Tenemos una responsabilidad regional de la cual no podemos sustraernos: una victoria de Macri sería un golpe mortal para la UNASUR, la CELAC y el mismo Mercosur. Además, la Argentina se realinearía incondicionalmente con el imperio y este redoblaría su ofensiva en contra de los gobiernos bolivarianos, cada vez más privados de apoyos externos. Como latinoamericano y marxista no puedo ser indiferente ante la amenaza que representa un eventual gobierno de Macri que se uniría de inmediato a Álvaro Uribe, José M. Aznar y sus mentores norteamericanos en su pertinaz cruzada para erradicar de la faz de la tierra al chavismo, a los gobiernos de Evo y Correa y para propiciar el “cambio de régimen” en Cuba. Es decir, para liquidar definitivamente todo rastro de antiimperialismo en América Latina. Nadie situado genuinamente en la izquierda política podría contemplar distraídamente esta posibilidad ni dejar de hacerse cargo de enfrentarla con todas sus fuerzas. Desgraciadamente, llegados a este punto, no tenemos mejores opciones que la de apoyar al FPV para aventar el riesgo de un mal mayor, sabiendo empero que si lográsemos triunfar en este empeño tendríamos que darnos de inmediato a la tarea de construir una verdadera alternativa política de izquierda porque el kirchnerismo, con sus aciertos, sus errores y sus limitaciones ideológicas, no lo es y no puede serlo.
¿Podrá Scioli doblegar a su contrincante en el balotaje? Dependerá de cómo diseñe su estrategia de campaña para estas semanas. Los dos debates con Macri pueden ser la llave del triunfo, si es capaz de pasar a la ofensiva y demostrar que tras la vaguedad discursiva de su oponente se esconde un brutal programa de ajuste. Pero no le bastará con eso. Tendrá también que dejar de circunscribir su discurso a la defensa de la obra del kirchnerismo (algo para lo cual la presidenta Cristina Fernández no necesita ayuda porque lo hace infinitamente mejor que él), definir nuevas prioridades y salir con propuestas concretas en materia económica, social, cultural e internacional que le permitan persuadir a la opinión pública que podrá ser el presidente que comience a hacer todo aquello que el kirchnerismo, en otros momentos, reconocía que aún restaba por hacer y no hizo. Y que lo diga con convicción, sin pedirle permiso a nadie ni esperar la palmadita afectuosa de la Casa Rosada. Es una tarea difícil pero no imposible. Enfrente suyo no tiene a un De Gaulle o un Churchill sino a un insulso producto de un astuto marketing político, apoyado por el aparato publicitario de la derecha imperial. Difícil, repito, pero lejos de ser imposible. Ojalá que le vaya bien porque, aunque algunos se empeñen en negarlo, en este balotaje también se juega el futuro de los procesos emancipatorios y de las luchas antiimperialistas en América Latina.

domingo, 25 de octubre de 2015

Que nuestro Norte sea el Sur

Entrevista a Elier Ramírez Cañedo, Doctor en Ciencias Históricas, Máster en Relaciones Internacionales, investigador y ensayista, sobre los procesos de integración en América Latina y el Caribe
Daina Caballero y Yosbel Bullaín Viltres
Tomado de Granma
“Seguramente, la unión es lo que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”, anunciaba Simón Bolívar en La Carta de Jamaica. Doscientos años más tarde, esta idea sigue siendo la estrategia necesaria para la integración de los pueblos de América Latina y el Caribe.
De esta manera, cada país, cada pueblo viene recorriendo su propio camino, haciendo su propia experiencia, con sus propias formas y contenidos en medio de no pocas contradicciones y luchas para defender sus conquistas.
Para el  Doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez Cañedo, los procesos integracionistas en nuestra región, han constituido siempre un obstáculo para la política exterior norteamericana.
“Siempre ha torpedeado todos los intentos integracionistas, desde la época de Simón Bolívar hasta el presente. Por ejemplo, las ideas de Bolívar de llevar la independencia a Cuba y Puerto Rico, provocaron la cólera de Estados Unidos pues llegaron a convertirse en un desafío para los deseos expansionistas y las ínfulas imperiales que ya existían desde esa época”.

Centrándonos en los años 80 y 90 del pasado siglo, ¿cuáles fueron los mecanismos de integración creados en América Latina y el Caribe? ¿Cuál fue la respuesta de Estados Unidos?
—A los años 80 y 90 se les llama las dos “décadas perdidas” o “la gran noche neoliberal”. A pesar de que la implementación del neoliberalismo ocurre un poco antes, en la década del 70, no fue hasta los años 80 y 90 cuando se hizo más presente en América Latina y realmente no existieron grandes avances en materia integracionista.
“En la década de los años 90 había surgido el Mercado Común del Sur (Mercosur), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), la Asociación de Estados del Caribe (AEC), y otras organizaciones pero sin gran trascendencia, lo que predominó en aquellos años fue el Consenso de Washington. El punto de giro, en mi opinión, fue en el año 2005, cuando se logra enterrar el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas), en la Cumbre de los pueblos de Mar del Plata, Argentina.
“En el libro Un grano de maíz, del comandante de la Revolución Sandinista Tomás Borges, Fidel anuncia un cambio, ya había algunos destellos —sobre todo en los movimientos sociales, los sectores populares— de una resistencia a esos modelos de gobiernos neoliberales que existían en América Latina”.

Durante la administración de George W. Bush (hijo) su política hemisférica se convierte en un fracaso, y esto es aprovechado por las fuerzas progresistas y de izquierda en la región. ¿En ese periodo, qué acciones concretas realizan los países latinoamericanos y caribeños en busca de la integración regional?
—A partir de los sucesos en la Cumbre de Mar del Plata, cuando fracasa el plan que te­nían diseñado para materializar el ALCA, em­pieza a haber un avance mucho más acelerado de los procesos integracionistas. Surge la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el ALBA, (Alternativa Bolivariana para las Américas) y la Comunidad de Estados Lati­noa­me­ricanos y Caribeños (Celac), en mi opinión el paso fundamental en estos procesos de integración.
“Fue un momento que aprovecharon los sectores progresistas y de izquierda para avanzar en cuanto a sus propuestas. En estos años la mayoría de los avances en materia de integración en la región fueron impulsados por Chávez y la Revolución Bolivariana que contribuyó a articular esos procesos.
“Yo siempre digo que Cuba es como la llama encendida, el ejemplo inspirador, pero la Revolución Bolivariana fue la que permitió impulsar y llevar a la práctica esas ideas integracionistas.
“Y el gobierno norteamericano inmediatamente se moviliza en función de frustrar esos procesos de integración, es por eso que realiza tantos intentos desestabilizadores hacia esos gobiernos progresistas que habían llegado al poder, sobre todo enfocados hacia Venezuela. Luego se produce el triunfo electoral de Evo Morales, de Rafael Correa con la Revolución Ciudadana, Lula en Brasil y Kirchner en Ar­gentina. Fue un proceso que el propio fracaso de estos modelos neoliberales estimuló la co­hesión de los movimientos de izquierda”.

En una entrevista realizada a Valter Pomar, secretario ejecutivo del Foro de Sao Paulo, hablando precisamente sobre estos temas, él explicaba la necesidad de crear una cultura de la integración. ¿Cuál es su opinión al respecto?
—La cultura de la integración es un concepto que tiene que enraizarse mucho en las conciencias de nuestros pueblos. El eslogan que “nuestro Norte sea el Sur”, realmente debe formar parte de nuestro sentido común. Sa­bemos que falta mucho, todavía hay quienes siguen viendo el Sur en el Norte, tanto algunos gobiernos de América Latina como sectores de nuestros pueblos; ha sido así durante muchos años y cambiar esa cultura hegemónica y dominante que se ha impuesto, no es cuestión de un día, un mes, son procesos de maduración y experiencia. La sistematicidad y los logros palpables que vayan mostrando estos procesos de integración serán los que pueden ir creando esa cultura.

El Segundo Encuentro Latinoa­me­ri­cano y Progresista (ELAP) que el pasado mes de septiembre concluyó en Ecuador, abogó por fortalecer y consolidar ese espacio como escenario de debate, reflexión y articulación de las izquierdas de la región y el mundo. ¿Qué retos aún le quedan por delante a los países progresistas de América Latina y el Caribe para lograr una mayor integración?
—Son muchísimos los retos que todavía quedan, yo diría que superar los conflictos existentes entre los países de nuestro hemisferio: entre Bolivia y Chile, por la salida al mar o entre Ve­nezuela y Colombia por cuestiones fronterizas. Histó­rica­mente se ha demostrado que el imperio se aprovecha cuando existen divisiones, fracturas, en beneficio de sus propios intereses.
“El tema de la institucionalidad es esencial porque contribuye a mantener y reforzar mu­chos de los aspectos que se discuten en las cumbres, Unasur es uno de los espacios integracionistas que más ha avanzado en este sentido. Se ha hablado, in­cluso, de la idea del Banco del Sur, así como de una serie de instituciones que van a permitir un avance más acelerado en cuanto a los planes, los proyectos.
“La complementariedad económica es un tema que afecta mucho a la integración. Re­cuerdo una vez a Chávez hablando sobre la necesidad de hacer un mapa de las mercancías, porque todavía hay mucho desconocimiento entre los países acerca de cuáles son sus producciones fundamentales. Nuestra América todavía tiene, en gran medida, una economía basada en la exportación de materias primas. Ese modelo hay que superarlo”.

En la clausura del IV encuentro del Fo­ro de Sao Paulo, en 1993, Fidel decía: “…qué menos podemos hacer nosotros y qué menos puede hacer la izquierda latinoamericana para crear una conciencia a favor de la unidad, eso debería estar inscrito en la banderas de la izquierda. Con socialismo o sin socialismo. Aquellos que piensen que el socialismo es una posibilidad y quieran lu­char por el socialismo… pero aún aquellos que no conciban el socialismo, aún como países capitalistas, ningún porvenir tendríamos sin la unidad y sin la integración. ¿Qué piensa sobre este planteamiento de Fidel Castro?
—Uno de los desafíos principales en este momento es tratar de consolidar la unidad dentro de la diversidad. La única manera de sobrevivir a esos intentos de dividirnos, de do­minarnos, es unirnos, independientemente del sistema político que tenga cada país.
“Este pensamiento fue expresado por Fidel en los años 90 y en estos momentos tiene aún más vigencia. El mundo se está configurando a nivel de bloques y desde el siglo XIX Bolívar lo vio muy claro pues supo que la única manera de sobrevivir era unirse contra las ansias expansionistas y hegemónicas de las potencias de esos momentos; sin embargo todavía estamos, 200 años después, defendiendo y tratando de hacer avanzar esas ideas”.

Se dice que este 2015 marcó una nueva etapa en las relaciones entre las dos A­mé­ricas. Cuba participa en la Cumbre de las Américas, inicia el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Es­tados Unidos, y Estados Unidos crea un nue­vo vínculo con América Latina y el Ca­ribe. ¿Considera que todo esto forma parte de la concepción estratégica del llamado “poder inteligente” del gobierno de EE.UU.?
—No hay incoherencias entre la política que está siguiendo Estados Unidos con Cuba, y la que tiene con otros países de la región; todo forma parte del mismo diseño.
“Cuba se coloca como una pieza funcional, como lo fue también en el siglo XIX, para conquistar ese ‘premio mayor’ que buscaban pa­ra reconfigurar su hegemonía hacia Amé­rica Latina, sobre todo, en un momento en que Estados Unidos está en un relativo declive de su hegemonía, donde hay otros poderes desa­fiando cada vez más esa hegemonía, como Rusia y China, que tienen una fuerte pre­sencia en nuestra región, incluso en el mar Caribe.
“La imagen de Estados Unidos en América Latina está muy deteriorada y la política ha­cia Cuba, consiste también en una estrategia de limpieza de su imagen pública, tanto en el país como también hacia el resto del continente.
“Estados Unidos ha tenido que buscar mé­todos mucho más sutiles, como el ‘poder inteligente’, la diplomacia, pero no hay cambios en cuanto a los objetivos estratégicos de re­componer y mantener su hegemonía.
“También, sin dudas, Estados Unidos se ha visto forzado a actuar con mayor suavidad debido al avance de las fuerzas progresistas, de izquierda y de los procesos integracionistas”.

jueves, 22 de octubre de 2015

Bolivia hacia otra reelección de Evo Morales

Ángel Guerra Cabrera
Evo Morales ha ganando con creces el derecho a la reelección pues pocos presidentes en la historia han cumplido como él sus promesas, hecho tanto en tan poco tiempo por sus pueblos y derrotado con igual valentía los embates imperialistas.
No es casual que los principales movimientos y organizaciones sociales del Estado Plurinacional de Bolivia acordaran su repostulación junto a su capaz vicepresidente Álvaro García Linera. Para ello, propusieron a la Asamblea Legislativa –y esta acordó- una reforma constitucional a ser consultada a los electores en referendo, el próximo 21 de febrero. En caso de ser aprobada, el líder boliviano contendería por un tercer mandado que concluirá en 2025, fecha en que la Agenda Patriótica se propone la erradicación de la pobreza extrema y la universalización de los servicios públicos.
Evo fue reelecto por segunda vez en octubre del año pasado con más de 61 por ciento de los votos y se sometió a un referendo revocatorio en 2008, que ganó con el 67 por ciento. ¿Cuántos presidentes pueden presumir de ese respaldo popular?
Antes de que Evo llegara a la presidencia(2006), una exigua minoría oprimía y negaba el derecho a vivir con respeto a su cultura ancestral y tradiciones a aymaras, quechuas y otros pueblos originarios e interculturales, la mayor parte de la población. Las empresas públicas creadas por la revolución de 1952, orgullo nacional, habían sido privatizadas por los gobiernos neoliberales mediante escandalosos negocios de la oligarquía con las transnacionales.
La nacionalización de los hidrocarburos y la redistribución de su renta ha hecho posible que Bolivia, hasta el año pasado, redujera la pobreza en un 25 por ciento y la pobreza extrema en un 50, así como subir el salario mínimo en un 87.7 por ciento. El presupuesto de salud, que en 2005 era de 195 millones de dólares había llegado en 2012 a 600 millones, con una sensible disminución de la mortalidad infantil y materna. Hasta 2012 médicos cubanos habían atendido gratuitamente 58 millones de consultas, realizado 33 mil partos y 134 mil cirugías no oculares; y operado de la visión a 650 mil pacientes a través de la Operación Milagro, cifras que han continuado aumentando con la participación de cientos de médicos bolivianos egresados en Cuba.  Se consiguió alfabetizar a la gran mayoría de la población tanto en castellano como en lenguas originarias y la escolarización básica es casi universal. El país marcha hacia la industrialización de los hidrocarburos y la economía crece 5,2 por ciento de junio del año pasado al mismo mes de 2015.
Cómodos teleféricos amistosos con el medio ambiente sustituyen en gran medida al transporte automotor y conectarán cada vez más barrios  de La Paz con los de la importante población de El Alto.
Una característica emblemática del gobierno de Evo ha sido la defensa intransigente de la soberanía nacional, que se expresa constantemente en los actos de gobierno, desde la nacionalización de los recursos naturales y la recuperación de las empresas públicas privatizadas hasta una política exterior que no le ha concedido al imperialismo “ni tantito así”. Ello incluye la inteligente y patriótica batalla diplomática por hacer que Chile devuelva a Bolivia una salida soberana al mar en el territorio que le arrebató en 1883 mediante una guerra de rapiña financiada por Inglaterra.
Bolivia no se puede dar el lujo de prescindir de un líder de la talla de Evo Morales solo para quedar bien con el invento neoliberal de la “alternancia” y recibir el certificada de buena conducta de Washington y la oligarquía local. La alternancia es una tomadura de pelo. Consiste en el relevo periódico de gobernantes mediocres y serviles a Washington, casi siempre jóvenes y procedentes de las elites,  cuya imagen ha sido fabricada como la de un dentrífico por equipos de publicidad y las televisoras monopólicas dominantes, muy lejos de las luchas y las demandas populares.
Franklin Roosevelt hubiera gobernado 16 años de no ser por su muerte prematura. Helmut Kohl duró esa cantidad de años. Felipe González no pasó de 14 porque perdió las elecciones ante Aznar. Merkel gobierna desde 2005 y lo hará hasta 2020 por lo menos. Son considerados adalides de la democracia por la cultura dominante. ¿Por qué ellos sí y un aymara revolucionario no?
No es capricho repostular a Evo para que gobierne hasta 2025, es una necesidad de la independencia latino-caribeña. Los líderes como él solo surgen en coyunturas estelares de la historia

domingo, 18 de octubre de 2015

Comentario de Alice Walker sobre la Revolución cubana y los textos de Salim Lamrani

"Ninguna revolución ha significado tanto para mí como la cubana. Me encuentro entre millones por todo el mundo que, bien nacidos en la pobreza o comprendiendo sus causas, han empeñado su compromiso con una forma de vida que no aplasta a los pobres de modo sádico o avaricioso. Durante cuatro visitas y una cantidad igual de décadas he sido testigo del daño destructivo que el bloqueo norteamericano ha causado a uno de los pueblos más nobles de la tierra. Ha sido algo que desgarra el alma. Sin embargo, el corazón se renueva por la acción de la continua admiración, el respeto y el amor.
No he leído el libro de Lamrani, pero por muchos años he seguido sus escritos sobre Cuba. Me ha maravillado su dedicación al presentar las interminables mentiras en torno a Cuba y su revolución y he sentido agradecimiento por hallar alguien con tal coraje y habilidad siempre en apoyo de lo que es verdadero.
Considero a Cuba como una revolución ilustrativa. Justo como, por allá por los 60, los jóvenes cubanos se fueron a las montañas y valles de su país para enseñar a leer a cada persona que lo deseara, nosotros, que enfrentamos una crisis mundial sin paralelo en la historia humana —hasta donde la mayoría sabemos—, debemos empeñarnos por aprender todo lo que podamos sobre cómo sobrevivir en tanto seres humanos a la brutal dictadura de los bancos, la violencia militar y económica así como la avaricia. Este libro quizás sea un comienzo inteligente."
Alice WALKER

sábado, 17 de octubre de 2015

Obama, habla mucho, hace poco

Atilio A. Boron
Una de las preguntas que es posible formularse desde Cuba es por qué el criminal bloqueo aplicado en contra de Cuba desde hace más de medio siglo –de lejos, un record absoluto a nivel mundial por su radicalidad, ensañamiento y duración- todavía se mantiene sin cambios. Las bellas palabras y los amables gestos de Barack Obama, John Kerry y otros altos funcionarios del régimen norteamericano. Digo “régimen” porque en ciencia política así se califica a cualquier gobierno que viola los usos y costumbres de la comunidad internacional, su legalidad y las resoluciones de las Naciones Unidas. Casos notables de “régimen” son los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, para los cuales todo lo anterior carece de importancia, se burlan de las disposiciones y recomendaciones de las Naciones Unidas y actúan haciendo de la prepotencia y la impunidad el rasgo distintivo de su gestión gubernativa. En el caso que nos ocupa y a diez meses del histórico anuncio conjunto del presidente norteamericano y su par cubano nada ha cambiado. Como dicen algunos amigos de la isla, en donde la ironía y el sentido del humor son tan afilados como el mejor acero, la canción de moda que se canta hoy en Washington cuando se habla de Cuba dice en uno de sus versos “killing me softly”, o sea, “mátame dulcemente”. El objetivo del imperio es el mismo de antes: precipitar el derrumbe de la revolución y promover, mediante iniciativas inocentes sólo en apariencia el logro del tan anhelado “cambio de régimen”. Ahora con dulzura, antes, con los predecesores de Obama, apelando al sabotaje, la invasión y los atentados. Pero el objetivo estratégico no ha cambiado. Para los distraídos recuerdo que cuando en Washington se habla de “cambio de régimen” de lo que se trata es de fomentar una guerra civil, perpetrar indecibles atrocidades y, de ser posible, apoderarse de esos desdichados países y sus riquezas. Los ejemplos más recientes son Libia, Irak y Afganistán, y lo que hoy se está intentando en Siria. Por supuesto, las cubanas y los cubanos saben muy bien esto, porque si hay un pueblo que conoce a Estados Unidos y su clase  dominante ese pueblo es el cubano. Por eso no están sorprendidos por la continuidad del bloqueo y las enormes dificultades que esto les ocasiona en su cotidianidad. Obama eliminó a Cuba de la lista de países auspiciantes del terrorismo, lugar al que había sido confinado por uno de los presidentes más ignorantes y brutales de la historia de los Estados Unidos, el semianalfabeto Ronald Reagan. Pero todavía no se puede operar con tarjetas de crédito que, directa o indirectamente, tengan relación con un banco o una empresa norteamericana; el acceso a internet sigue siendo un dolor de cabeza para las empresas, los funcionarios, los académicos y el público en general, víctimas de una de las formas más sutiles de asfixia de una sociedad en el mundo actual. La reciente visita de la Secretaria de Comercio de Estados Unidos no permite apreciar ningún cambio concreto en el corto plazo. Como lo hemos dicho en numerosas oportunidades la Casa Blanca cuenta con suficientes atribuciones como para poder dar pasos muy importantes que redundarían en beneficio de la vida de los cubanos, cuya condición un documento del gobierno norteamericano (Estrategia de Seguridad Nacional 2015) asegura querer mejorar. En ese texto se establece la necesidad de que los cubanos “decidan libremente” sobre su futuro. Resulta por lo menos paradojal que para poder decidir en libertad Washington considere que la mejor ayuda es establecer toda clase de obstáculos para acceder a internet, dificultar las relaciones económicas entre los dos países, mantener restricciones a los viajes o límites a los objetos que los residentes en Estados Unidos pueden adquirir en la isla y toda una interminable lista de limitaciones que más que encaminadas a fomentar el florecimiento de la libertad en Cuba, como asegura el citado documento, fueron concebidas para hostigar a una población, provocar su malestar y crear un clima de opinión sedicioso y destituyente. Obama debería recordar, además, que el bloqueo es una flagrante violación de los derechos humanos y la legalidad internacional, y que haría una importante contribución a la humanidad si comenzara a desmontar esa infernal maquinaria de dolor y de muerte.

sábado, 10 de octubre de 2015

Raúl en Nueva York

Atilio A. Boron
Al Secretario de Estado John Kerry debería reconocérsele la hidalguía que trasuntan sus palabras cuando dijo, al explicar ante la prensa internacional el cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, que “durante más de cincuenta años tratamos de aislar a Cuba del sistema hemisférico, y los que terminamos aislados fuimos nosotros”. Reconoció una gran verdad: a lo largo de esta pulseada de medio siglo la pequeña isla del Caribe, gigantesca por su proyección moral y por su condición de potente faro de referencia para los procesos de liberación en África, Asia y América Latina, terminó por imponer sus condiciones a la Roma americana: normalización de relaciones sin renunciar un ápice a los postulados de la revolución, sus conquistas históricas y sin abandonar siquiera por un momento la ruta escogida hacia su segunda y definitiva independencia. Claro que Washington tampoco archiva sus viejos planes: seguirá promoviendo el “cambio de régimen” en Cuba, lo que demuestra que, parafraseando a Jorge Luis Borges, “el imperio es incorregible”, y proseguirá con sus planes de dominación mundial denunciados a lo largo de décadas por Noam Chomsky, ese Bartolomé de las Casas del imperio norteamericano como apropiadamente lo llamara Roberto Fernández Retamar. 
         El empecinamiento de Washington revela los alcances de la enfermiza obsesión cubana de la burguesía imperial: quieren apoderarse de esa isla desde hace más de doscientos años –como lo declarara en 1783 quien luego sería el segundo Presidente de Estados Unidos, John Adams- y no han podido. Pudieron con tantos otros países, pero no con Cuba. Esa obcecación, hecha crónica por el decurso de los siglos, se convierte en la madre de una conducta diplomática aberrante: se restablecen relaciones con Cuba pero se declara arrogantemente que no se cejará en el empeño por derrocar al gobierno con el que se “normalizan” relaciones y por acabar con las instituciones y las leyes de lo que, con desdén, se denomina “el régimen”. Esto en psiquiatría se llama “esquizofrenia”, en diplomacia se suele utilizar un término más amable: “duplicidad”, pero en el fondo es lo mismo. Y para lograr ese ilegal y sedicioso cambio de régimen -imaginemos la recíproca: ¡que Raúl Castro hubiera declarado que al normalizar relaciones con Estados Unidos La Habana no cejaría en sus esfuerzos para derrocar al gobierno y al orden social imperante en aquel país!- Washington apela a un arsenal de instituciones gubernamentales o no, todas financiadas por el Tesoro estadounidense, con el irreprochable, en el papel, propósito de “revitalizar a la sociedad civil”. El Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, hace rato que viene denunciando el carácter de tentáculos del imperialismo de estas ONGs cuya verdadera misión es bien otra: socavar desde adentro a los gobiernos de izquierda y progresistas de la región. Esta consigna: “revitalizar a la sociedad civil”, es un conveniente eufemismo que encubre su verdadero objetivo: subvertir el orden constitucional y precipitar la caída de todo gobierno considerado inamistoso por, o insumiso ante, los mandamases del imperio. Ejemplos recientes y sumamente aleccionadores de la “revitalización de la sociedad civil” auspiciados por Washington son Ucrania, Libia, Siria y antes, en Nuestra América, Honduras y Paraguay. 
           La heroica resistencia de Cuba es la que le otorga a ese país un prestigio internacional que sólo un puñado de grandes potencias pueden exhibir. Y eso fue siempre así, una constante en la historia de la Revolución. Es un lugar común entre los especialistas señalar que pese a su subdesarrollo la Cuba revolucionaria siempre tuvo una política exterior independiente. Aún en los años más férreos de la vinculación económica con la URSS y el Comecón Cuba hacía su política exterior en función de sus principios y de los intereses generales de la revolución en el Tercer Mundo. Contrariamente a lo que decían los dizque expertos norteamericanos, La Habana jamás fue un “proxy” de Moscú. Su decisiva participación en la liquidación del apartheid en Sudáfrica a través de la guerra en Angola fue obstinadamente rechazada por la URSS, pero Fidel hizo lo que sabía que debía hacer. Y tenía razón y por eso ganó. Lo mismo su apoyo a diversos movimientos de liberación nacional en Nuestra América, Asia o África, vistos con malos ojos por la burocracia soviética. Esta independencia, costosa y moralmente inobjetable, se traduce en el enorme prestigio otorga al país que procede de ese modo. Y Cuba lo tiene, en grado sumo. La reciente visita del Presidente Raúl Castro a Estados Unidos, con motivo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, es una rotunda prueba de ello. Ningún otro presidente de América Latina y el Caribe tuvo una presencia tan destacada en Nueva York: el cubano pronunció tres importantes discursos: uno en la Cumbre de la ONU sobre los objetivos del desarrollo sostenible; otro, al día siguiente, 27 de Septiembre, en la “Conferencia de líderes globales sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres”, para concluir con la alocución presentada el 28 de Septiembre en el marco de la 70ª Asamblea General de Naciones Unidas. Aparte de ello mantuvo reuniones bilaterales con Barack Obama, Vladimir Putin, François Hollande; el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon, Alexander Lukashenko (Belarús),  Filipe Nyusi (Mozambique), Stefan Löfven (primer ministro de Suecia) y Nicolás Maduro, al paso que mantuvo un breve reunión informal con Xi Jinping y entrevistas con influyentes personalidades del país anfitrión como el expresidente Bill Clinton; diez Congresistas de ambos partidos: los senadores Patrick Leahy y Heidi Heiltkamp; con Andrew Cuomo (el poderoso Gobernador del estado de Nueva York), Bill de Blasio (Alcalde de la ciudad de Nueva York) y numerosos empresarios; residentes cubanos y activistas de la solidaridad.
           Volviendo a lo de Kerry, Cuba no sólo no pudo ser “aislada del mundo”, como quería la derecha norteamericana y sus peones de Miami, sino que por la coherencia de su trayectoria, por la intransigencia absoluta en la defensa de sus principios se ganó el respeto de propios y ajenos. Al punto tal que para diseñar una nueva política para el hemisferio Washington tuvo primero que comenzar a desmontar su política en relación a Cuba. Esto era el prerrequisito necesario para comenzar a reconquistar la influencia perdida al sur del Río Bravo. A tal grado llega el respeto por la isla caribeña que aún gobiernos de derecha en la región se plegaron al coro de amigos que exigían el fin del bloqueo y del ostracismo al que había sido condenada por su inclaudicable derecho a ser dueña de su propio destino. Hacia fines de mes, el 27 de Octubre, volverá a ponerse a votación en la Asamblea General de la ONU la cuestión del bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Hace más de veinte años que la mayor de las Antillas viene ganando esa votación por un margen escandaloso de votos. El año pasado 188 países condenaron el bloqueo (eufemísticamente llamado “embargo” por Estados Unidos) contra dos votos a favor del bloqueo (Estados Unidos y su verdugo regional, el gobierno genocida de Israel) y tres abstenciones de países de la Micronesia y de nula gravitación en el sistema internacional. Con los desarrollos abiertos desde el 17 de Diciembre pasado es probable que el resultado sea aún más contundente a favor de la isla. De todos modos, la comunidad internacional ya se ha expedido y el bloqueo a Cuba quedó inscripto en la historia como uno de los mayores crímenes perpetrados, por tanto tiempo, por la más poderosa superpotencia de la historia contra un pequeño gran país cuyo imperdonable pecado ha sido cumplir con el sueño libertador de Martí. No obstante, después de esta nueva victoria diplomática quedará un largo trecho por recorrer para si no acabar al menos atenuar los efectos del bloqueo: el presidente de Estados Unidos no puede alegar impotencia porque tiene en sus manos una serie de prerrogativas que le permiten hacerlo sin tener que pasar por el Congreso, hoy dominado por una turba inculta y reaccionaria que avergonzaría a los Padres Fundadores de la nación norteamericana. ¡Imagínense a un Washington, un Jefferson, un Hamilton, un Franklin, escuchando a esperpentos como Ileana Ros- Lehtinen, Marco Rubio y Lincoln Díaz-Balart o a quienes ovacionaron de pie en numerosas ocasiones las regurgitaciones racistas y genocidas de Benjamin Netanyahu! Obama puede hacerlo y hay algunas señales de que aspira a retirarse de la presidencia con algunos gestos que le permitan pasar a la historia con un balance final un tanto más favorable.

jueves, 8 de octubre de 2015

Siria y la visión geopolítica de Putin

Ángel Guerra Cabrera
No obstante la feroz propaganda occidental en contra, la operación de la fuerza aérea y, más recientemente, la armada rusas, contra importantes posiciones de mando, comunicaciones, armamento y logística del autodenominado Estado Islámico(EI), se ha caracterizado por su alta efectividad.
Igualmente, por la transparencia y la rendición de cuentas sobre sus resultados, al pueblo ruso y a los pueblos del mundo. Ello, en llamativo contraste con la extraña, oscura y fracasada guerra aérea con que enfrentan Estados Unidos y sus aliados, desde hace más de un año, al también autodenominado “califato”.
Es evidente que los rusos, previamente a la campaña, han realizado un cuidadoso trabajo de inteligencia humana a través del Ejército Árabe Sirio, además de la inteligencia satelital, de drones y de intercepción de comunicaciones. De modo que ni los pilotos ni los misiles vuelan a ciegas sino teniendo claramente definidos y corroborados de antemano los blancos a abatir en cada misión.
El hecho de operar en cooperación con el ejército sirio les permite  un máximo de efectividad dado el íntimo conocimiento por este del terreno y de la problemática local.  Con excepción de los kurdos y, por supuesto, los legendarios combatientes de Hezbolá, cualquiera de las otras fuerzas irregulares en Siria e Irak parecen carecer de estrategia y unidad de mando. Como los miembros del EI, han sido entrenados por Washington y sus aliados occidentales  y financiados por Arabia Saudita y Quatar con objetivos geopolíticos múltiples que no necesariamente son los mismos de cada uno de estos estados. En primera instancia consisten en el derrocamiento de Bashar al-Assad y el consiguiente debilitamiento de Irán, pero estratégicamente apuntan contra Rusia y al control de hidrocarburos y oleoductos. Eso sí, sus lealtades pueden cambiar de la noche a la mañana y muchos de ellos serían soldados de fortuna más que piadosos creyentes. Los “rebeldes moderados” parecen solo existir en el discurso de los medios occidentales.
Putin ha llamado a una coalición internacional contra el EI que lo llevó a evocar la alianza antihitleriana y los jefes militares rusos afirman que quieren verse cara a cara con sus colegas estadunidenses en Moscú para discutir una serie de problemas prácticos y operativos que están encontrando.  Qué otra cosa lógica y razonable podría hacer Washington, para reparar, si fuera posible, la imagen genocida e imperialista que ha labrado a pulso entre los pueblos árabes y musulmanes.
El Kremlin, con la visión estratégica proverbial de Putin, no se ha lanzado a una aventura disparatada como le ocurrió a la Unión Soviética con la intervención militar en Afganistán. Previamente dio todos los pasos políticos y diplomáticos que eran necesarios como el  intercambio al más alto nivel con Israel Arabia Saudita, Estados Unidos y el memorable discurso de Putin en la Asamblea General de la ONU, cuya fidelidad a los hechos reales y sus meditados razonamientos contrastaron de manera notable con los de un Obama, que sabemos talentoso, pero que puede llegar a un grado de fantasía en sus afirmaciones que lo hacen quedar muy mal parado.
Ergo, eso de presentarse como adalid de la paz y la concordia en el mundo y, en particular en el área del Medio Oriente, después de los sangrientos daños y la terrible destrucción ocasionados por Estados Unidos y sus aliados a los pueblos de la región sin el más elemental respeto por el derecho internacional.
Mientras la mafia mediática seguía el guión propagandístico antirruso de Washington sin presentar una sola prueba de los supuestos civiles muertos por Moscú, la aviación yanqui deshacía ante los ojos del mundo el hospital afgano de Kunduz y mataba a 22 pacientes y miembros de Médicos sin Fronteras(MSF), cuya dirección califica la acción de crimen de guerra. Existe la agravante de que MSF había dado las coordenadas del hospital días antes a los mandos estadounidense y afgano y volvió a hacerlo al iniciarse el bombardeo, que no obstante se prolongó casi una hora.
Para colmo, Israel, asesina palestinos inermes cada vez con más descaro e impunidad, mancilla los lugares sagrados del Islam en Jerusalén y amplía sus ilegales asentamientos en ese holocausto y despojo colonial en cámara lenta que no cesa desde 1948. Crímenes sólo posibles por el colosal apoyo financiero, militar y doplomático que le brinda Estados Unidos con la complicidad de la Unión Europea.
Rusia, es evidente, actúa de acuerdo con el derecho internacional y en defensa propia en Siria. Al cerco de sus fronteras terrestres por la OTAN ha respondido en Ucrania con la recuperación de Crimea, paso geopolítico que ahora completa fortaleciendo su presencia en el país árabe a petición de Damasco y, por consecuencia, en el Mediterráneo. Muchos integrantes del EI proceden del Cáucaso ruso y allí pretenden volver a hacer su “guerra santa”. Algún día sabremos cuánto ha apostado la CIA a esta carta para lograr el desmembramiento de Rusia.
El objetivo de Moscú es lograr una solución negociada al conflicto en Siria y estas acciones militares son lo único que parecería poder sentar a la mesa de diálogo a todas las partes interesadas. No será nada fácil. Tampoco lo era el acuerdo nuclear con Irán y ya es un hecho.

lunes, 5 de octubre de 2015

El País, órgano oficial de la Casa Blanca en español

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación. 
Decir que el diario "El País" es el órgano oficial de la Casa Blanca en idioma español puede parecer exagerado. ¿O no?
Repasemos, por ejemplo, los textos de su corresponsal en Washington Silvia Ayuso sobre el reciente encuentro de los presidentes de Cuba y EEUU. Leemos: "El presidente de Cuba dejó claro que no piensa ceder un ápice en sus demandas hacia EEUU. Y Washington replicó insistiendo en la cuestión del respeto de los derechos humanos, la que más molesta a La Habana" (1). ¿A La Habana? ¿Y a Washington no? ¿Por qué no informa "El País" de que la Comisión bilateral Cuba-EEUU ha aprobado discutir la situación de los derechos humanos... pero en ambos países (2)? ¿O será que es al Gobierno de EEUU a quien "molesta" que se sepa que –por primera vez- debe dar cuentas sobre su larga lista de violaciones de los DDHH?
"El País", en su noticia, llega a enmendar las expresiones del propio presidente Raúl Castro: cuando dice la palabra "bloqueo", el diario la sustituye por la única expresión aceptada por la Casa Blanca: "embargo" (3).
Que este diario suscribe al milímetro las tesis del Gobierno de EEUU queda de manifiesto hasta en el empleo de las comillas. Mientras las frases de Obama son entrecomilladas al completo, de Raúl Castro solo aparecen entre comillas ciertas palabras. Leemos que el presidente cubano pidió "el cese de las emisiones de radio y televisión `desestabilizadoras´ o una `compensación´ por los daños" (4). Es el habitual uso irónico de este recurso periodístico, que señala ciertas "palabras o expresiones impropias, vulgares (...) o que se utilizan irónicamente" (5). En la misma noticia, nos cuenta cómo Obama "reiteró su apoyo por los derechos humanos en Cuba". ¿Por qué "El País" no entrecomilló irónicamente "derechos humanos", teniendo en cuenta el oscuro historial de EEUU en materia de tortura, represión, racismo, violación de los derechos sociales o invasión de países (6)?
Como eficiente portavoz gubernamental, la corresponsal Silvia Ayuso nos dice con pesar que la intervención de Cuba en la ONU fue injustamente "dura" con EEUU: "sorprendió –leemos- (...) que Castro no tuviera un solo gesto hacia su contraparte. (...) La dureza del tono de Castro sorprende (...) porque poco antes, (...) Obama había hecho el inusual gesto de presionar a su propio Congreso para que ponga fin al embargo cubano" (7). Pero ¿a la periodista no le pareció "duro" que Obama hablara en Naciones Unidas sobre los "cambios" o "reformas" que debe adoptar Cuba, un país soberano que jamás los ha exigido al régimen de EEUU (8)?
"El País" nos relata también todo aquello que Raúl Castro no dijo, o mejor dicho, todo aquello que la Casa Blanca reclama que diga: "No dijo tampoco –leemos- qué es lo que Cuba está dispuesta a hacer de su lado, (ya que) (también Washington tiene una larga lista de reclamos, desde compensaciones por expropiaciones a mejoras en libertades y derechos humanos)" (9). ¿Y todo lo que Barack Obama no dijo en su discurso? ¿Acaso dio cuenta de los 20 millones de dólares con los que financia artificialmente a la "disidencia" cubana (10); o de las dos personas que –como promedio– fallecen cada día, en EEUU, a manos de la policía (11); o de la farsa de sus elecciones, controladas por donantes multimillonarios (12); o de las más de mil víctimas civiles por disparos de drones autorizados por su administración (13) (14)?
Quienes defienden el actual modelo de prensa nos aseguran que existen otros grandes diarios con una versión informativa distinta a la del diario "El País". Efectivamente: en el territorio español están el "ABC", "La Razón", "El Mundo"... Ya tenemos, por tanto, dónde "elegir"... entre comillas.

NOTAS
(1)  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/29/actualidad/1443541197_205457.html
(2)  http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/09/11/josefina-vidal-logramos-definir-una-agenda-bilateral-que-comenzara-a-ejecutarse-rapidamente/#.Vgz6zn1RLIU
(3)  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/29/actualidad/1443541197_205457.html
(4)  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/29/actualidad/1443541197_205457.html
(5)  http://www.clasesdeperiodismo.com/2012/03/22/aprende-a-utilizar-las-comillas/
(6)  http://www.cubainformacion.tv/index.php/doble-rasero/63827-ise-imaginan-que-un-solo-preso-llevara-en-cuba-43-anos-en-aislamiento-como-en-eeuu
(7)  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/28/actualidad/1443476938_040374.html
(8)  http://www.voanoticias.com/content/discurso-del-presidente-barack-obama-en-la-70-asamblea-general-de-la-onu/2984656.html
(9)  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/29/actualidad/1443541197_205457.html
(10)       http://progresosemanal.us/20150410/presupuesto-para-cuba-suma-alrededor-de-mil-millones-de-dolares/
(11)       http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/04/29/casi-cinco-mil-estadounidenses-bajo-custodia-policial-han-muerto-entre-2003-y-2009/#.Vgz-Bn1RLIV
(12)       http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article92495
(13)       http://www.abc.es/internacional/20150426/abci-obama-drones-rehenes-201504241632.html
(14)       http://www.vtv.gob.ve/articulos/2015/04/23/drones-norteamericanos-matan-a-un-estadounidense-y-a-un-italiano-en-frontera-afgano-pakistani-4564.html

jueves, 1 de octubre de 2015

Putin irrumpe de nuevo en escena

Ángel Guerra Cabrera
El inicio por Rusia de intensos ataques aéreos a posiciones estratégicas del autodenominado Estado Islámico(EI) en Siria es una clara expresión del mundo multipolar en que Estados Unidos y sus aliados ya no pueden actuar a su antojo. Hace 20 días el canciller Sergei Lavrov dijo que Rusia mantiene su cooperación militar con Siria y que puede incrementarla si Damasco lo solicitara. "Hemos ayudado, seguimos ayudando y ayudaremos al gobierno sirio cuando se trate de suministrar todo lo que necesite el ejército sirio", añadió.  Dijo que Rusia quería evitar que Siria se convirtiera en otra Libia, en alusión al inmenso caos reinante en este país desde que fue bombardeado y despedazado por la OTAN.
Esta semana, al dirigirse a la Asamblea General de la ONU, el presidente Vladimir Putin fue muy crítico de los países que se sienten con derecho a actuar al margen de la organización internacional y de su Carta, que han intervenido militarmente y han desgarrado a varios países de Medio Oriente. Al referirse a la responsabilidad de la OTAN en el surgimiento del EI y la hipocresía de algunos que dicen luchar contra el terrorismo increpó: "Quiero dirigirme a todos aquellos que ayudaron desde fuera a avivar los conflictos en Oriente Medio y en África: ¿Se dan cuenta de lo que han hecho?". "Todos los intentos de jugar con los terroristas, de financiarlos, son fatales y pueden tener consecuencias catastróficas. Señores, se están metiendo con gente muy cruel, pero no son tontos ni primitivos. Ellos no son más tontos que ustedes, y quién sabe quién utiliza a quién para sus propios fines".
El EI es otro Frankestein creado por el afán de despojo imperialista. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Arabia Saudita, Turquía y Quatar financiaron a rebeldes sirios supuestamente moderados que terminaron ocupando extensas zonas del país árabe a las órdenes de Al Quaeda y algunas de sus filiales. Luego, al parecer, con una buena mano de los servicios secretos de Israel han derivado en ese ente bárbaro y sanguinario que se les fue de control –como les pasó en su momento con los talibanes en Afganistán- y ya se extiende por vastas regiones de Siria, Irak e intenta desestabilizar Líbano. Su propósito declarado es constituir un califato “islámico” en todo el mundo musulmán. Sin embargo, ha concitado la condena de las más prestigiosas autoridades teológicas del islam.
Hasta ahora la coalición creada por Estados Unidos hace un año para combatir al EI, supuestamente constituida por 60 países, no ha conseguido hacerle ni cosquillas con sus bombardeos aéreos. Mientras, el Pentágono ha confesado el fracaso de sus multimillonarios planes para entrenar rebeldes sirios “moderados” que le hagan frente a la organización extremista. Muchos de ellos han sido muertos no más entrar en territorio sirio o se han pasado con armas y bagaje a las filas del enemigo que se suponía debían combatir.
Una diferencia crucial entre la coalición creada por Estados Unidos y el esfuerzo que inicia Rusia es que la primera surgió sin contar con el gobierno legítimo sirio del presidente Bashar al-Assad ni con el Consejo de Seguridad de la ONU. Sus acciones, por tanto, son ilegales e ilegítimas.
En cambio, la fuerza aérea rusa está en Siria a solicitud de Damasco y en acuerdo con los gobiernos de Irán e Irak. En la capital de este último han establecido un Centro de Información que coadyuve al intercambio de inteligencia y a coordinar las acciones contra el EI.  En línea con ello, Putin ha hecho un llamado a Estados Unidos y sus aliados a sumarse a un esfuerzo conjunto para liquidar al EI e incluso disuadir a jóvenes que se sienten atraídos por este y dar la oportunidad de salirse a quienes ya entraron en la aventura.
Pero hacerlo mediante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Subrayó, además, que era “clave” la participación los países árabes e islámicos y mencionó en particular a Irán, Arabia Saudita y Egipto.  Resulta imposible seguir aguantando el orden mundial existente, resumió Putin.
Al cumplirse los 70 años de la fundación de la ONU pudimos apreciar una argumentación semejante en las brillantes y muy aplaudidas palabras del presidente Raúl Castro, lo que es muy importante, pues Cuba es referente mundial de los pueblos que luchan por la justicia social, la paz y la cooperación internacional (http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/09/28/la-onu-ha-de-ser-defendida-del-unilateralismo-y-profundamente-reformada-para-democratizarla-raul-castro/#.VgxOnex_Oko.)